
Civilizaciones antiguas utilizaron infusiones de hierbas con propósitos medicinales.
Poco a poco las combinaciones de hierbas, especias o frutas remojadas en agua fueron tomando intensidad y el concepto comenzó a expandirse para beberse como infusión.
El aroma de las flores, su apariencia y los remedios que aporta, se convirtieron en un elemento más para las tisanas. Entre ellas, la jamaica, la lavanda, la manzanilla y la caléndula.
