
Cuenta una leyenda, que en la provincia de China, llamada Yunnan, hace más de 5,000 años, el emperador Shen-Nung puso su cuenco con agua recién hervida bajo un árbol donde se sentó a descansar. Sin darse cuenta, unas hojas del árbol cayeron en el cuenco del que emperador tomó agua.
Con está infusión el emperador se sintió revitalizado y relajado, llevó esto a usarlo como tónico medicinal por muchos años y fueron descubriendo que la hoja de este árbol tenía propiedades antisépticas (evitan infecciones) y antibacteriales (que inhibe o destruye bacterias en nuestro cuerpo).
Miles de años más tarde, los monjes japoneses que al momento fueron a estudiar el Budismo a China, llevaron el té a su país y al descubrir sus beneficios empezaron a comercializarlo. Ahí el maestro Sen No Rikyu escribió un libro sobre el té y sus beneficios para el cuerpo, la mente y el espíritu de dónde surgió la ceremonia de té japonesa.
El té entonces en China se disfruta más a nivel social y en Japón lo aprovechan más para meditar, para tomarlo de forma silenciosa y de introspección.
Hasta hoy, quien produce todos los tipos de té es China y ese té es de un árbol que da la hoja de Camellia Sinensis. Si tiene está hoja sí estas tomando té, si no, estas tomando una Tisana.
